Por fortuna existen dos opciones para estas situaciones, el reciclado o la recuperación del aceite usado. El primero es el acto de reutilizar una parte de este fluido de algunas formas que se pueden llevar a cabo dentro de la misma fábrica o empresa; por ejemplo, si tu planta produce grandes cantidades de aceite que no son recuperables, puedes convertirlos en lubricantes o combustible para quemarse en calentadores, hornos industriales, etc. Por otro lado, si no se encuentra algún uso que darle al aceite o no se cuenta con el volumen necesario para reutilizarlo, se debe almacenar de forma adecuada y entregarla a una compañía de reciclado o remoción de desechos que cumplan con las disposiciones locales, estatales o federales que correspondan.

Por otro lado, el recuperar el aceite es la acción de rescatarlo de la degradación normal, involucrando su limpieza, secado y absorción para poder remover las partículas de contaminantes por medio de procesos y métodos que no suelen ser químicos y lo restaura a un buen estado con el objetivo de que siga funcionando; los lubricantes como los aceites hidráulicos, para engranajes, fluidos de refrigeración o varios fluidos especiales pueden ser recuperados. Una vez ya procesado el aceite, lo mejor es hacerle pruebas antes de que se ponga en servicio con el fin de evitar que dañe a las máquinas, para esto se utilizan laboratorios certificados que analizaran sus características físicas y químicas como su viscosidad, número ácido, nivel de limpieza, etc.